domingo, 23 de agosto de 2015

Welcome to Washington! (+12)

Escribiendo ya desde Washington, yay. (La entrada de New York la escribí desde aquí pero da igual ok?)

Bueno, ya llevo aquí una semana, yay. Y me da la sensación de que llevo aquí meses, es extraño.
La verdad es que estoy muy a gusto, la familia es un amor y mi host sister, Chloe, es adorable y pasa muchísimo tiempo conmigo. Estoy muy a gusto.

Bueno, esta semana ha sido tranquila, relativamente, por que el Bar Mitsvah de Charlie, mi host brother, fue ayer y hubo mucho estrés por aquí.



Bueno, os cuento un poco de esta semana:

El día 14 despés de pasar toda la noche tirada por los pasillos con Ana, Cata, Gema, Kirizia, Lorena y Edu, a las 3 de la mañana, desués de despedirnos de todos, Ana y yo salimos del hotel para ir a coger el avión a Chicago.
Y después de 5 horas y pico de vuelo y cambiar dos veces de zona horaria, Andrea, Brenda, Pablo y yo llegamos al aeropuerto de Portland, donde Jodi, mi host mother y Charlie me estaban esperando.
Durante el camino a casa, mientras veía el paisaje del que iba a ser mi hogar durante los próximos 10 meses, me di cuenta, asimilé a lo que me estaba enfrentando. Asimilé que no iba a volver a casa en un mes, ni en dos. Y me derrumbé.
Cogí un trozo de pizza que me dieron y intenté comerlo sin éxito, ya que el nudo que tenía en la garganta y la falta de hambre no me dejaron.
Corrí escaleras arriba y me tiré en la cama. Y lloré.
Necesitaba un rato a solas para asimilarlo y lo que menos quería era hablar con mi nueva familia.
A eso de las tres fui a recoger a Chloe del entrenamiento de las animadoras, lo cual me ayudó a recuperarme un poco del bajón.
Después de conocer a mi host sister nos volvimos a casa y nos bañamos en ese laguito tan tentador que tengo a mis espaldas ahora mismo.
Y por la noche mi host father hizo hamburguesas para cenar.

viernes, 14 de agosto de 2015

New York state of mind






Bueno, llegados a este punto creo que ya toca entrada nueva, ¿no?
Hace dos días el resto de loe becados y yo, comenzamos la aventura de nuestras vidas, aunque de la forma más amarga, con la peor de las despedidas, la de nuestras familias.
Un adiós que duele en lo más profundo de tu alma, un adiós que destroza, un adiós que aunque sean "sólo 10 meses" parece que son años y años.
Después de la despedida en la que no pude evitar derrumbarme, como ya había hecho tantas veces en la semana anterior, cruzamos el control del aeropuerto de Alvedro, A Coruña, con rumbo a Madrid.
Una vez allí nos reunimos con el resto de los becados que venían de Vigo, como Ana, Lucía, Irea... y tras pasar controles, comer y volver a pasar más controles, pudimos embarcar, esta vez si, al avión que nos llevaría a cruzar el gran charco.